25 de junio de 2007

Salta Jimmy, corre Jimmy

Atención mundial. Máxima tensión. Restan cinco minutos para que finalice la Eurocopa de selecciones de fútbol en el Estadio Da Luz de Lisboa, en Portugal. Grecia derrota por la mínima al combinado local. Ochenta mil gritos lusos y otros siete millones frente a los televisores empujan al equipo cuya batuta recae en las manos del centrocampista Luis Figo, ex jugador del FC Barcelona. En medio de los nervios y la desesperación frente a una irremediable derrota, un espontáneo (aunque todo lo tenía fríamente calculado) burla los controles de seguridad, se introduce en pique corto en el campo y se dirige en dirección a Figo. En Catalunya nunca han perdonado al capitán del seleccionado portugués por su pase a la antítesis clásica, el Real Madrid, en julio de 2000. Cuatro años después de la traición más famosa de la historia del deporte, el saltarín le refregó en la cara de Figo, ante la mirada incrédula del mundo, una bandera del club blaugrana. ¡Toma, ya! El valeroso corredor demostró mejor estado físico que los custodios, corrió hacia uno de los arcos y por la inercia de dejó rebotar en las redes. Gol.


"Que és el meu salt el meu tresor, que és la fama la meva llibertat, la meva llei la força i el vent, la meva única pàtria". Jaume Marquet, vendedor inmobiliario de 33 años en la localidad catalana de Sabadell, define así su filosofía en su página web. "Jimmy Jump" es el nombre a través del cual ha logrado, efectivamente, su particular fama en Catalunya y en todo el reino de España. En su web site hace un raconto de sus hazañas deportivas y glamurosas, así como vende una línea de productos Jimmy Jump (la camiseta negra y la "barretina", el gorro rojinegro que enseña un símbolo catalanista). Este personaje hasta tiene la osadía de incluir sus datos bancarios para que algunos de sus cientos de forofos lo ayuden económicamente para "seguir saltando".




"Algunas veces declaro, otras me cae alguna colleja (multa)... Sólo en Portugal estuve detenido dos días en el cuartelillo, a pan y agua", confesó durante una entrevista. Al parecer, el salto no le salió tan barato: 60.00 euros que jamás pagó. Su padre, quien tuvo que rescatarlo en una comisaría lisboeta, recuerda que "ya en el colegio los curas no le dejaron ir a ver al Papa porque no sabían lo que era capaz de hacer”. La abuela de Jimmy, Pepita, estaba muy disgustada tras la corrida en el estadio Da Luz. "Es un buen chico. No tiene vicios. No bebe, no fuma y no se droga, pero está obsesionado con ser famoso. Jimmy, por su parte, no tiene pelos en la lengua. "Desde pequeño siempre me colaba en los sitios, me hacía la foto con el famoso de turno. Es algo que siempre he sentido y que seguiré haciendo. Me cuelo, no pago entrada, espero el momento y salto. Es algo innato". El recuerdo de un episodio de los Simpson. Homero J. irrumpe durante un partido de béisbol. Al día siguiente, un diario virtual de Springfield titulaba: "Idiota arruina el juego".



En 1999, Jimmy intentó obtener notoriedad en la sociedad por las buenas, pero no funcionó. Se presentó como candidato a la alcaldía de Sant Quirze del Vallés (20 kilómetros de Barcelona, donde vive nuestro Jimmy) por el Partit de la Independencia. De hecho, su ingreso a los campos de juego llevan una ideología política: siempre lo acompaña una senyera catalana y símbolos independentistas. Como la gente no lo apoyó, decidió llamar la atención a través de otras vías. En 2002 se lanzó de clavado en la pileta olímpica durante el Mundial de natación de Barcelona. Semanas después, comenzó su magnetismo con las canchas de fútbol. Saltó al césped del Camp Nou desde la tribuna y le regaló una bandera -más bien un trapo de piso- a Pitu Abelardo, ya jugador del Alavés, quien se despedía de la hinchada que tanto lo había coreado durante su extensa carrera. El entonces presidente del FC Barcelona, Joan Gaspart, tuvo que mediar para que la policía lo liberara. "No lo volverá a hacer", argumentó. Nacía Jimmy Jump.


El streaker británico Mark Roberts fue "su maestro", en palabras de Jimmy. El exhibicionista se consideraba tan atractivo que en diferentes actos de solidaridad decidió compartir sus partes con el público del Abierto de tenis de Wimbledon y los partidos de la selección inglesa en el antiguo estadio de Wembley. Pero volvamos al discípulo. Como él explicaba, se fotografió junto a famosos y todo tipo de prototipos de la farándula, tales como Jennifer Aniston y el mismo Rey Juan Carlos de Borbón. Según contó el mismo monarca español, Jimmy se coló en el Palacio Real de Madrid en una entrega de premios a deportistas de élite. "No voy a decir cómo porque aquello fue muy fuerte", dijo Su Majestad. Este sujeto que figura en todas partes tiene un apodo en la Argentina: "figuretti". Merodeó por todos los programas 'del corazón', donde 'hay tomate', como Crónicas marcianas, El diario de Patricia y el programa Els matins de TV3, en el que intercambió ideas con la intelectual Pilar Rahola.


Sin embargo, la creatividad y sentido del humor de Jimmy no tiene límites. Confeso reverendo del artista catalán Salvador Dalí, Jimmy improvisó un bigote y compró un pincel largo en la esquina de su casa. Con este material se infiltró en la pasarela de moda Gaudí, una de las más reputadas del mundo. Se quitó los pantalones y desfiló a sus anchas. Le hizo, incluso, una broma a uno de los modelos. Éste no le siguió la jugada para no arriesgar sueldo y futuros compromisos publicitarios.. Lo curioso, además, es que a aquel desfile había asistido el ex Consejero primero de la Generalitat de Catalunya, el honorable Josep Lluís Carod-Rovira (líder de Esquerra Republicana, independentista, al igual que Jimmy). Carod -el de anteojos, sentado en primera fila- simplemente sonrió y evitó altercados en un evento, en principio, de relajo, disfrute, comercial y cultural. Carod, un mes y medio antes de la pasarela, se había reunido con la cúpula de ETA en Perpignan, Francia, para que la banda independentista del País Vasco no atentará en Catalunya. A partir de ese día, sería utilizado como chivo espiatorio por el Partido Popular de Madrid. Carod esto, los catalanes lo otro.



Jimmy, entretanto, protagonizó saltos y corridas para el recuerdo en los últimos dos años y medio. Se abrazó al francés Thierry Henry en la cancha del Villarreal con la peluca de Dieguito Maradona y una camiseta de la selección argentina que portaba un mensaje de agradecimiento para Lionel Messi; le entregó en mano un obsequio a Pau Gasol, el máximo ídolo del básquetbol español, durante un partido exhibición; lo mismo con el tenista Carlos Moyá, nada menos que una final de Copa Davis en Sevilla y durante la entrega de premios del Trofeo Conde de Godó; saludó a Ronaldinho y a Ronaldo en el círculo central justo antes de un Real Madrid-Barcelona en el Bernabéu... Y hasta tuvo los 'cojones' de correr cincuenta metros en el Circuito de Catalunya de Fórmula 1 durante un Gran Premio. La bandera que flameaba en su mano, en esa oportunidad, decía: "Que venga el Rey a pasearse por esta calle".

El currículum vitae de Jimmy Jump también incluye una blasfemia. Se disfrazó de peregrino y cruzó la puerta sagrada de la iglesia de Santiago de Compostela durante la celebración crisitiana del Xacobeo 2004. Otra detención, otra demora, a la comisaría, señor. Según cálculos de un periodista catalán, diferentes autoridades le aplicaron multas con importe total de 100.000 euros por haber violado la leyes tácitas en los campos de fútboly otras disciplinas. Dado que Jimmy no dispondría de dinero suficiente en su cuenta bancaria -por eso mendiga a través de Internet- y tampoco, al parecer, dispone de bienes propios, es una y otra vez decretado "insolvente" por las sentencias. En algunos casos, es más, ni siquiera hubo sentencia, ya que el imputado apela el dictamen judicial y así se ingresa en un sinfín de burocracias y laberintos administrativos. Sus allegados se escudan en que "no hace mal a nadie". ¿Y si 20.000 personas imitarán a Jimmy e invadiesen los campos en cada partido "sin hacer mal a nadie"?



En las canchas de fútbol en Europa, así como en cualquier recinto, no hay vallas ni alambrados de púa que separen al público del escenario. El que quiere meterse, se mete. Ocurre, no obstante, que en la cabeza de un europeo medio difícilmente pueda generarse esta actitud excéntrica. Jimmy sale de la norma y ha puesto en entredicho los sistemas de seguridad en los diferentes eventos deportivos y culturales. Eso nos ha enseñado la historia de Jimmy. También otras tantas moralejas, como que ocho segundos y medio de una hipotética y particular fama genera afición entre la muchedumbre, al tiempo que una gratuita detención a los ojos del mundo.

"¿Cuál es su salto siempre soñado?", le consultó un presentador de televisión. "Saltar en la gala de los Oscar, con todo el mundo pendiente del televisor en esos momentos, sería la bomba, un salto universal... Pero es muy complicado porque allí la vigilancia y el control son extremos; yo siempre me cuelo sin pagar entrada, tengo que financiarme mis viajes... Las dificultades son máximas, pero es un reto pendiente. A ver si me sale un patrocinador".

Ya lo decía: caos informativo en la cuestión palestina

La semana pasada me preguntaba lo siguiente en el artículo "Memoria de la tierra eterna, el conflicto eterno":

¿Por qué editores de periódicos de todos los relieves opinan en columnas a toda página sobre una problemática en un fango en el cual ellos jamás han metido la bota (ni lo harán), alzando la tinta a miles de kilómetros de distancia?

El último fin de semana, un periódico latinoamericano de difusión nacional y de una riquísima trayectoria -no importa cuál- incluía en una de sus editoriales el siguiente contenido sobre el conflicto en los territorios palestinos. Le ha dado validez a mi interrogante. En negrita, en tanto, añado algunas apreciaciones.


"El caos palestino"

Después de semanas de duros enfrentamientos con los partidarios de Al-Fatah, que culminaron con ejecuciones fratricidas en las calles, las milicias que responden a Hamas se apoderaron por la fuerza del territorio de la llamada Franja de Gaza, de la que Israel se alejó en 2005 (todo ello los lectores ya lo sabíamos desde hacía una semana).

Como consecuencia de ello, Palestina está visiblemente dividida en dos. Cisjordania, aún bajo el poder secular de Al-Fatah, y Gaza, ahora en manos de los partidarios de Hamas, que cuentan con el apoyo de Irán. Ante este preocupante cuadro (el autor de esta editorial no lo parece en demasía), parecería obvio (¿en este contexto algo puede catalogarse como "obvio"?) que el objetivo de crear un Estado palestino se ha alejado considerablemente y las posibilidades de alcanzar una paz duradera en Medio Oriente, también. (no cabe duda de ello desde los atentados palestinos en Yaffo, Israel, en 1917, el que fuera el inicio del conflicto. El objetivo no se aleja sólo por estos últimos incidentes entre Hamás y Al-Fatahpalestinos).


La Unión Europea y los Estados Unidos no han vacilado un instante en apoyar abiertamente a Al-Fatah, al anunciar no sólo el levantamiento de las duras sanciones económicas impuestas luego de que Hamas se impusiera con el 44 por ciento de los votos, en las elecciones de marzo del año último, sino también la reanudación de la ayuda económica a Cisjordania (esto también se sabía desde hacía tres días).


La propia Israel no esconde su preferencia por dialogar con Mahmoud Abbas, el líder de Al-Fatah (¡Pero sí han manifestado abiertamente su apoyo! ¿De cuáles escondidas habla?), que evidentemente representa la mejor oportunidad para poder continuar el diálogo en dirección a soluciones permanentes (usted qué sabe, editorialista, a 15 mil kilómetros de distancia, si existen otras alternativas más eficaces).

Ocurre que Hamas, dominada por el islamismo (Parece que el Corán tiene atado con una soga al líder de Hamas en una silla, lo “domina”), no está dispuesta (nunca dio señal contraria, por lo que jamás podría estar dispuesta) a reconocer al Estado de Israel ni a renunciar efectivamente a la violencia, lo que ha quedado evidenciado con la utilización de terroristas suicidas y la reanudación de los disparos, desde diversos puntos ubicados en el interior de Gaza, de misiles de corto alcance que caen indiscriminadamente (los cohetes y sus destinatarios bien que están calculados) sobre la población civil israelí.

La situación en Gaza es, por todo esto, sumamente peligrosa (valga la aclaración. Uno planeaba las vacaciones en las playas de Gaza antes de leer este artículo). Por una parte, los disparos de decenas de misiles sobre Israel por parte de partidarios de Hamas, en actitud "jihadista", son respondidos con represalias militares por parte de las fuerzas armadas de Israel, y así la violencia se ha apoderado, una vez más, del sufrido territorio. Por la otra, hay también una amenaza seria de que este escenario pueda derivar en una gravísima crisis que afecte a la mayoría de las personas que viven hacinadas en la zona de Gaza, como consecuencia de que los alimentos y medicamentos escasearán muy pronto, en sólo cuestión de días. (pero si los mismos corresponsales hablan desde hace semanas de una crisis humanitaria).

El sufrimiento de los palestinos, que es real (no será de mentira o simualdo, ¿no? Si no, serían contratados por Hollywood de inmediato), alimentará la actitud de desesperanza y desesperación que estimula a quienes equivocadamente suponen que no hay otra alternativa que la violencia. Contentarse, entonces, con aislar a Gaza no parece prudente (vaya usted en persona a la Franja y propóngaselo a la cúpula de Hamas, a ver qué le responden). Los esfuerzos de paz deben incluir a todos aquellos que puedan ayudar en la tarea de tratar de reconciliar al pueblo palestino, que debe poder superar sus divisiones, desde que su objetivo es el marchar unido, como nación, hacia un futuro común (“y así vivieron todos muy felices...”).

18 de junio de 2007

Memorias de la tierra eterna, el conflicto eterno

¿Por qué al mundo le interesa con demasía la crisis humanitaria de Gaza o las tramas de corrupción de algunos miembros del gobierno israelí? ¿Por qué todos aquellos que no son israelíes -o judíos- y palestinos -árabes o musulmanes- consumen a diario información de una contienda que les es ajena desde lo sentimental hasta lo identitario? ¿Por qué editores de periódicos de todos los relieves opinan en columnas a toda página sobre una problemática en un fango en el cual ellos jamás han metido la bota (ni lo harán), alzando la tinta a miles de kilómetros de distancia?

La primera vez que estuve en la región fue hace exactamente diez años y cuatro meses. Entonces, el pasadiso entre el Muro de los lamentos, en el barrio judío dentro de las paredes de la ciudad antigua de Jerusalén, y el perímetro de las Mezquitas, ya en el cuarto musulmán, estaba abierto a los visitantes, fueran judíos, cristianos o budistas. La mezquita de Al-Aqsa (primera imagen) y el Domo de la Roca en su interior podían conocerse en su intimidad. Existía la chance de pisar sus alfombras, acercarse a la piedra a través de la cual Mahoma, según dicen las sagradas escrituras del Islam, subió con un caballo hacia Alá. Belleza arquitectónica, atracción espiritual, zenit de los sentidos. De los trecientos miembros del contingente de jóvenes que allí estábamos, sólo tres guatemaltecas y yo tuvimos el valor de entrar en el territorio "prohibido" para cualquier israelí de a pie.



Por aquel momento sabía muy poco de la contienda histórica entre Israel y los palestinos; vestía una campera de los New Jersey Nets. La cúpula de oro me atrajo de tal forma que la fotografié de todos los ángulos, de cerca y de lejos, arriba y abajo. Fue cuando uno de los cuidadores del monumento me llamó la atención. "¿Es usted periodista norteamericano?", me preguntó (fue una premonición de este sujeto, al fin y al cabo). "No, soy un turista argentino", le respondí. Al tratarse de un objeto de adoración, los flashes de mi cámara no le agradaron y tuve que irme de allí. Nadie me quitó lo bailado. Las fotos, hechas están. Acto seguido visité el Museo islámico de Jerusalén (segunda fotografía) y logre atravesar la barriada palestina -donde viven 300 mil personas hacinadas- de la misma vieja Jerusalén con un dubón, una chaqueta que identifica a primeras de cambio a un ciudadano israelí. Todavía no había cumplido los 18 años. Tuve suerte. Eran tiempos de relativa tranquilidad en Israel y los territorios palestinos.



En mi segunda visita a la Tierra Santa, en enero de 2000, los turistas aún podían visitar determinadas zonas de jurisdicción bajo la Autoridad Nacional Palestina (ANP) -shtajim en hebreo- los territorios que el Ejército de Israel ocupó en 1967 durante la Guerra de los Seis Días. Un bus con patente israelí nos trasladó desde Jerusalén hacia Hebrón (el paisaje que se vislumbra detrás del soldado somalí con pasaporte israelí y yo), unos 70 km al sur de la capital política de Israel, dentro de la tierra palestina. No es una ciudad árabe típica. La maqueta es el siguiente: 150 mil palestinos que residen en las colinas encierran a 450 ciudadanos israelíes ortodoxos. Estos, a su vez, rodean las "Tumbas de los monarcas" (Abraham, Isaac, Jacob y sus respectivas mujeres). Por cada medio israelí y 75 mil palestinos hay un soldado salvaguardando los rezos judíos.


Después de visitar el mausuleo y pasear entre románticos enrejados, el autobús emprendió el camino de vuelta. El colectivo tenía patente de Israel -reitero- y debía recorrer unos diez kilómetros antes de regresar a territorio bajo custodio israelí. En el trajín pude distinguir un campo de refugiados al costado del camino. En mi vida volví a ver semejante postal tenebrosa, ni en la India hambrienta, ni la África asfixiada por el calor y la malnutrición. Los palestinos apátridas dormían en grandes carpas y, según leí tiempo después, orinaban en el mismo lugar donde dormían. Al pasar el campamento -allí nacen los grupos islámicos más radicales, educados a base de odio y venganza- un niño hizo señas sospechosas. Metros más adelante, cayeron piedras de un tamaño superlativo contra el micro. El bus por fortuna, estaba blindado. Un cosquilleo respecto a lo que se vive a diario en los territorios palestinos. El susto, susto fue.

En setiembre del mismo 2000, el entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, dio un paso en falso en la Explanada de las Mezquitas para, según un sector de los analistas, provocar al pueblo palestino. Resultado nefasto. En el otoño de aquel año comenzó la Segunda "Intifada" (levantamiento del pueblo palestino) cuyos alcances son causa de la catársis que hoy gobierna la región. Aquella caminata por uno de los recintos sagrados del Islam -después de La Meca y Medina, ambos en Arabia Saudita- también cerró las puertas al turismo, los israelíes (tampoco suelen oler los claveles por los jardines del enemigo) los historiadores y arqueólogos que no fueran musulmanes y, desde luego, periodistas. Ya no hubo fotos cercanas a los palestinos en mi última visita, en el insoportable agosto de 2003 (verano en el cual fallecieron 50 mil europeos por el calor). Cuando quise regresar a la mezquita de Al-Aqsa, ya a punto de cumplir 25 años, un soldado israelí me enseñó un papel que debía firmar si quería pasar al otro lado: "La Policía israelí no se hace responsable por los daños o la muerte que el firmante puediera padecer". Solicité un bolígrafo, pero el soldadito de entre 18 y 19 años de edad se negó a darme uno. "No me metas en problemas; no puedes pasar hoy". Y asunto cerrado, porque era él quien estaba armado.

Sin embargo, la última vez que recorrí el mercado árabe de la Jerusalén antigua mantuve una reveladora conversación con un comerciante palestino. "Ningún país árabe nos quiere, ya nos han echado de todos los países. Israel no nos quiere. El resto del mundo nos defiende pero se trata de una solidaridad hipócrita. No mueven un pelo por nosotros. Somos pocos, sin recursos, y no tenemos peso en ninguna organización internacional con poder en el mundo. Somos el pueblo elegido, el pueblo elegido al olvido". Luego le pregunté por los atentados suicidas, si él los aprobaba. Me respondió así: "¿Acaso todos los israelíes apoyan los carros de combaten que destrozan las viviendas en Gaza y Cisjordania, o los jóvenes soldados que se divierten jugando al tiro al blanco con chicos palestinos?".

Funda, fundar, fundamento, fundamentalismos. El ejército de Israel es tan nazi como los alemanes. ¡Genocidas! Los palestinos son todos terroristas, ¡hay que matarlos a todos! Bush y Sharon son los verdaderos terroristas. El lobby judío-estadounidense financia la muerte del pueblo palestino. Muerte a Bush y a Olmert. A Hamas no le interesa la paz. Viva Hezbolá, que aguantó al todopoderoso ejército israelí. Viva Eretz Israel, la tierra que Dios le prometió al pueblo judío. Viva Palestina, la tierra donde siempre vivieron los palestinos. Arafat estafó a los palestinos, que se jodan. Los israelíes son ricos; los palestinos, pobres. El Estado "hebreo" es asesino. El ejército "judío" mata a sangre fría a inocentes. No se puede negociar con los palestinos, sólo nos quieren ver muertos. No se puede negociar con Israel, que es un títere de los intereses de Estados Unidos. ¡Quememos banderas de Israel y Estados Unidos, arriba el pueblo palestino libre, basta de opresión! Hay que retirarse de los territorios, hay que devolver las alturas del Golan, hay que vender todo el país y marcharnos a otro lado. Basta de guerra, basta de jóvenes muertos en el frente. ¿Qué hacemos con los palestinos, les cortamos el agua y el gas? Escucha, escucha, hermano palestino: la paz en medio oriente es el único camino. ¿"Paz" dijeron?

Sólo tengo una certeza. Nos moriremos y allí continuarán aún con los morteros.

13 de junio de 2007

Las niñas se quitan la ropita

Dos jugadoras de un equipo de hockey de un club bonaerense -me contó un amigo hace cuatro años- se ganaron una fama inusual en Internet. Una de ellas, muy atractiva -añade-, invitó a su compañera a su casa para hacerse juntas unas fotografías y unos clips de videos "íntimos". Los inocentes desnudos se quemaron a continuación en un CD. La anfitriona le envío a su compinche las fotos por e-mail desde un locutorio con conexión a Internet: "te mando las fotitos, que salieron estupenditas...", pudo haber sido el texto de aquel mensaje. La fortuna le propinó una mala jugada a las chicas del hockey: ésta se olvidó el disco en la computadora del locutorio. El siguiente usuario no tuvo compasión con las muchachas y reenvió todas las fotografías y los videos a sus amigos y sus conocidos, los que, a su vez, lo reenviaron a sus amigos y sus conocidos. En pocos días, los foros de discusión de la Red fueron monopolio de las cuatro tetas, dos culos y dos órganos reproductores femeninos con el palo de hockey destrás. Las chicas -completa mi amigo- malvivieron semanas de pánico sin salir de casa.

Tiempo después la Red evidencia una enorme evolución (o involución) en la materia. El negocio de las partes íntimas al descubierto en Internet se ha sofisticado y la mala suerte ya no es requisito para encontrar destapes de chicas púberes sin complejos. Otro amigo me muestra en su álbum erótico un video de cuatro chicas de la ciudad de Buenos Aires de clase media alta de entre 18 y 22 años. Las imágenes las descargó desde una web de pago, me informa. Las chicas no aparentan ser profesionales (no se asemejan a Pamela Anderson ) ni acreditan experiencia en la farándula del espectáculo (tampoco hay curvas excepcionales). Son adolescentes, quien diría, del montón, reunidas en la casa de una de ellas, un viernes o un sábado al azar.





Una cámara es testigo de un presunto guión, sin sentido, acaso como la totalidad de la cinematografía porno. Primero simulan que conversan en una barra y luego se marchan al living comedor, donde se calienta la trama de esta apasionante historia. Poco a poco, las protagonistas comienzan a quitarse la ropa interior.


La cámara abre y cierra el zoom. El clip tendrá que ser vendido desde Argentina hasta Taiwán y, por lo tanto, la producción tiene que ser, o aparentar ser, lo más elaborada posible. Las chicas, entretanto, sonríen, continúan representando un debate sobre las grandes inquietudes metafísicas del género y humano, al tiempo que las pechugas se van descubriendo.



Finalmente, las cuatro mosqueteras se desnudan por completo. Bailan, ríen, sonríen, van de aquí para allá moviendo el pellejo. Nada de todo esto aparenta ser improvisado. Uno sospecha que las actrices sabían que este video se iba a comercializar en Internet con el riesgo que sus papis o novios se enterasen de las superproducción erótica. Qué importa, bah.

¿Cuántas chicas jóvenes juguetean con sus amigas y las cámaras digitales en sus casas? Cientos. Están en su derecho y en su libre intimidad. Aunque, este caso, se salen de la norma. Matiz: no cualquier chica de clase media o alta argentina, mexicana o española presta el lomo a las cámaras para que luego un viejo aburrido de Moldavia se masturbe frente al monitor de su computadora a las cuatro y cuarto de la madrugada. Vale la valentía de mostrar las partes en público sin escrúpulos. Pero, eso sí, la exposición resulta cara, carísima en tiempos de respeto cero y escraches a cien.

Y en el supuesto que las jovencitas travisesas ignorasen el final del trayecto de estas imágenes, una pena por ellas. Serán, como las dos jugadoras de hockey, sin pretenderlo, carne de autosatisfacción manual, y motivo de burla o comentario fácil en incontables charlas de hombres (también de mujeres; yo, con este artículo, colaboro con ello). Quizás tienen otra suerte y acaban recibiendo ofertas del mundillo del espectáculo. Nunca se sabe; de lo más absurdo suelen surgir estrellas de cine o televisión. Que hagan con sus colas lo que le de gana, en definitiva. Pero que después no digan que no fueron avisadas.

8 de junio de 2007

Ser humano


Michael Wells (Reino Unido) en Karamoja, Uganda, abril de 1980.

5 de junio de 2007

Hola, vengo del futuro

Buenos Aires (¿serán verdaderamente buenos para la salud los aires fríos que nos mandan de abajo?) me recibe cinco años y nueve meses después. Es más caótica producto del colapso del transporte, el temor por los motochorros -la Real Academia Española nos debe unas cuantas a los argentos-, la hiperinflación -cuidado que el presidente K dice que el "Infierno económico aún no terminó"- y los últimos malos resultados concernientes al Club Atlético Boca Juniors y el Club Atlético River Plate en el torneo local. Es, quién lo duda, mucho más cara para los argentinos, al tiempo que se abre de piernas a los extranjeros. "Dólares" y "Euros" son palabras MAYORES.

No obstante, tengo la sensación de que el natural cambio que atravesó la Capital Federal -mal dicho, los del Interior no aguantan a los porteños- desemboca en un tesitura que viví en Barcelona cuando emigré, en octubre de 2001. Pese a la idiosincrasia argentina-porteña, que, como se imaginarán, no es la misma que la de los barceloneses-catalanes, hay una serie de fenómenos que allí ya les han crecido pelos en los axilas y que, aquí, apenas ocupan corrientes eléctricas en algunas neuronas aventajadas. No se trata de una profesía. Más bien de unas observaciones que aquí veremos dentro de poco.

La invasión turística, que ya es un hecho desde la devaluación del Peso argentino (qué poco pesa, la verdad, en el mercado internacional). Más aún, los estudiantes de Europa y Estados Unidos llegarán de a miles para alquilar departamentos por seis meses o una temporada. Muy pícaros los propietarios, que alquilan a precio dólar en una economía de pesos. En Calle Florida, esquina, Corrientes, predominará el inglés por sobre el español. No lo duden. En La Rambla de Barcelona, el inglés, alemán y francés son más oídos que el español o el catalán desde, por lo menos, cinco años. Lo peor está aún por venir: si el precio de la vivienda ya ha subido demasiado por diversos fenómenos de especulación local, la compra masiva de propiedades del sur y la costa por parte de españoles o italianos disparará los precios aún más.



Ya existe la aerolínea de bajo costo Gol en Brasil. Es sólo una. Hoy, en Europa, vuelan más de 150 empresas de bajo costo ("low cost airlines"). Viajar de Buenos Aires a Salvador de Bahía costará 100 dólares ida y vuelta; a Bariloche, apenas cuarenta. Cierto es que las distancias de América del Sur son superiores a las de Europa. Sólo cabe esperar que se importen los exitosos modelos de Vueling, Ryan Air o Easy Jet, entre tantas.



En la calle circularán dos o tres diarios de distribución gratuita, además de los tradicionales de pago. Sólo una mafia muy bien organizada podrá evitar que los noruegos de 20 minutos puedan entregar en mano un producto hecho con robots, pero gratis. Metro, de capital sueco, se marchó cuando las papas quemaban, allá en febrero de 2002. En la actualidad, el espectro económico ha cambiado. Donde hay miradas, hay publicidad a montones.

Cuidado del medio ambiente. Se implementarán sistemas de transporte que emitan menos C02. Bicicletas que se alquilan a precios ridículos para desplazarse por zonas específicas, sistemas de compartimento de coches o alquiler compartido de vehículos de 12hs a 14hs o de 16hs a 18 hs. Lanzaderas que comunicarán las estaciones de los buses o trenes con los polígonos industriales.

Bibliotecas públicas con área Wi-fi y alquiler gratuito de libros y películas DVD. Sí, alguna vez debemos alcanzar ese punto.

Televisión digital gratuita con treinta o cuarenta canales temáticos e Internet abierta. Serán, seguramente, más porquerías arrojadas al baldío putrefacto de la televisión, esa caja tonta o electrodoméstico idiotizante. Al menos, no se tendrá el cargo de conciencia de que, además, se está pagando parte del sueldo por el servicio.

Serán unos siete años de retraso. Esperemos que, una vez pasado ese lapso, no digamos que estamos a catorce.