Si todo lo que dice Gustavo fuera absolutamente verdadero, todos los seres vivientes deberíamos dejar ya lo que estuviésemos haciendo(ya, en este preciso santiamén de la eternidad) y seguir su ejemplo. Porque Gustavo, además de decir muchas cosas, ha hecho y hace muchas cosas para evitar la irreversible y crónica hecatombe planetaria.
No se sabe a ciencia cierta si será en 2012 o 2100. Lo que sí, el planeta está sucumbiendo a ritmos cada vez más acelerados y ello es comprobable , por ejemplo, con las alteraciones climatológicas, tsunamis, sequías y otros tantos fenómenos insospechados que la sabia Tierra ha devuelto al género dominante.
Como bien dice Gustavo, si el hombre no sabe hacerse cargo de la Tierra; la Tierra se hará cargo del hombre.
La ecovilla Gaia es la obra maestra de Gustavo. Le dio vida hace once años y ha hecho de ella una escuela internacional de prestigio de la incipiente y ascendente permacultura. Predica con el ejemplo y la palabra. La comunidad, hasta no mucho, contaba con ocho miembros. Ahora, ya superan la veintena. La voz corre por los siete mares.
La estructura de Gaia es plenamente sustentable respecto a las megalópolis de 15 o 20 millones de nombres y apellidos. Gaia produce los recursos que consume ("ni un watt más, sino es injusto", apunta Gustavo). La energía es de origen eólica u absorvida por placas metálicas. Las ollas se calientas por reflejo lumínico-calórico, los tomates se cultivan en huertas policultivos. ¿Cloacas? Gusanos y otros microorganismos, de forma "desinteresada", se hacen cargo de los excrementos. La orina, diluida en agua, es utilizada como fertilizante. Todo se recicla y se reutiliza. Todo, léase TODO. Animales domésticos o para ingerir, ausentes. La arquitectura, dotada de un elevadísimo sentido del arte modernista, se nutre de barro, arena, paja y madera. Las 20,4 hectáreas están cubiertas de una vasta flora. Bosques por aquí, bosques por allá. Se respira y goza por allí, se respira y goza por allá. La ecuación: ecologismo + orgánico + sostenibilidad + sencillez + solidaridad e igualdad en la vida y en el trabajo.
Los sistemas de refrigeración en verano y calentamiento de interiores en invierno sólo requiere de saber orientar los hogares respecto al sol y de abrir las ventanas cuando corresponde. "¿Por qué el hombre tomó la manzana del pecado?", se pregunta Gustavo.
Su intercambio con el sistema capitalista es riguroso y escaso. Ingresan billetes por cursos que imparten, visitas guiadas y venta de algunos productos artesanales. Además, desde luego, compran o canjean productos alimenticios y energéticos en el mercado justo.
El sentido de la vida en Gaia es colectivo. Cocinas y comedores comunitarios. Las decisiones se toman en asamblea. La razón, el sentido común (el que sí funciona) y la lógica imperan. Encontramos, pues, un pseudo comunismo diseñado con minuciosidad en Navarro, a 110 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.
Si la riqueza consiste en interactuar con las posibilidades de la naturaleza, entonces "somos millonarios... multimillonarios", añade, irónico, Gustavo. Y tiene razón. Demasiada y entristecedora razón. El mundo ha estado equivocado en las interpretaciones y semántica.
Hay mucho más qué decir acerca de Gaia. Aunque mejor, vayan, y que se los diga Gustavo.