(Revista Siete días, publicado en diciembre de 1988)
"Se los quiso blanquear... Sacarlos del país rumbo al Uruguay, para que no cayeran en las manos de sus propios compañeros, que los buscaban para liquidarlos y vengarse. Para mí, todos los chicos (Montoneros) a los que yo ayudé a escapar del país, cumpliendo directivas de Camps, pueden estar escondidos temblando y esperando que sus amigos los descubran y los maten. Es verdad que durante unos siete meses varios chicos estuvieron "desaparecidos" y yo lo sabía. Cuando los saqué del país y pasó el tiempo y no me escribieron, sus padres comenzaron a preguntarme y yo, a su vez, también les preguntaba a ellos si sabían algo. Me había encariñado mucho con aquellos ocho chicos a los que dejé en libertad. Yo llegué a ser un cura de confianza para muchas cosas en la lucha contra la subversión. (Sobre el programa de TV "Nunca más" en 1984: Se le dio al pueblo el circo que necesita el gobierno actual para distraerlo de la falta de pan. Es claro que a él (el ex General Ramón Camps), como soldado, le gustaba la guerra. A mí me cuesta creer cuando se habla de vejaciones, porque yo nunca las vi, ni nadie me lo dijo. Camps quiso trabajar en esta guerra según Isabelita, Luder... Ellos dijeron "aniquilar" y Camps lo tomó al pie de la letra. ¿De qué centros clandestinos hablan, si yo entraba a todas partes sin tocar el timbre, cuando visitaba a los subversivos". Tal vez hubo excesos, pero no me constan".
"Como le dije antes, espero la justicia, pero la divina..." (Siete días, julio de 1984)
Christian Von Wernich, 10 de octubre de 2007
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