19 de agosto de 2008
Perra vida
Hoy se me ocurrió escribir sobre una cuestión esencial: los perros. Poco se habla y escribe de ellos en los medios de comunicación y eso que para un importante número de personas -y cada vez más- los perros son parte de los cotidiano. Se supone que son las mascotas de los "amos". Pero si el "amo" alimenta, saca a pasear, le limpia la caca, lo lleva al veterinario (y les compra los medicamentos), los baña, los cepilla y hasta les corta las uñas; ya me dirán ustedes qué clase de "amos" son los dueños de perros.
Como decía, poco se trata la cuestión canina en los foros públicos. Mucho menos se hace sociología de los cuadrúpedos peludos. En mi opinión, la masiva presencia de perros en los hogares no se puede explicar de otra forma que no sea por la ausencia de cariño y compañía humana. Pobrecitos, se los utiliza para reemplazar el amigo, pareja, buen padre o buen hijo que no está o que está pero como si no. Qué pena, ¿no? Claro que no todos los que tienen perro padecen este tipo de patología. Simplemente es una moda eterna esto de tener perros. Si no fueran necesarios, ¿por qué hay tantos?
En España recorrí decenas de casas como vendedor de seguros de entierro. En tres de cada cinco puertas, calculo yo, me recibían a los ladridos. En Argentina no anda muy lejos la estadística. Hace poco que me mudé y mis dos únicos vecinos en el bloque... tienen perro. Ambos dan crédito a la máxima que postula que los peludos son semejantes a sus amos. Un padre que ronda los sesenta sale de caminata con una perro de 15 años de edad que se arrastra como puedo y ya no ladra porque ya no se acuerda. Lindo bicho: el día que me conocía por primer vez hizo pipí en mi puerta. La bautizó. La raza la desconozco (claro, como nadie informa sobre los perros). Y la del tercero es una mujer inquieta, con dos hijas inquietas y un caniche inquieto. Por sistema, infalible, ladra siempre que suena el timbre. Y seguro que muerde, de mala leche que es.
De momento, este caniche no ladra por las noches. Sospecho que porque es invierno. Esto no lo leí ni lo dijeron en la tele; lo soporte durante tres años en el monte: los perros sólo emiten ladridos nocturnos en verano.
En la Capital Federal se acumulan cada noche 70 toneladas de caca de perro. Qué poético. No vamos echarle la culpa a los peludos, pobrecitos, que ni saben que eso se llama "mierda" y que su color es marrón, amarillo, negro o hasta verde. Total, que para algo se paga el ABL y que limpien los hombres de ciudadanía paraguaya por las noches. Que se haga decreto: el que no entiende eso de tener un perro -que no sabe limpiar su propia mierda- que no lo tenga.
Por otra parte me parece que tener un perro en la ciudad, atrapado entre hormigón, asfixiado, que tenga que usar un ascensor, es antinatural para los canes. ¿Acaso no vamos a creer que la naturaleza los adaptó filogenéticamente para que puedan sobrevivir en el décimo piso de una torre de Belgrano y compartir esos 15 segundos de elevador con una viuda insufrible y mentirosa?
De chico quise tener un perro, pero me niego a torturar - y a someterme a sus caprichos- de los perros en plena ciudad, sin aire, sin que pueda hacer caca y uno no tener la obligación de limpiar el excremento en el momento. En el campo, señores, de eso se encarga la tierra. La mierda de perro es bendecida.
Perra vida. He visto gente llorar por un perro, familias descompuestas por el fallecimiento de ese hermano no humano. También vi perros llorar por la ausencia prolongada de sus dueños. De noche, los pobres ladran. Pero sólo en verano.
Un gran amigo tiene una compañía maravillosa: Negro. Lo arropa cada mañana en la playa (vive a 20 kilómetros de Barcelona), en la luz y en la sombra. Conectaron el uno con el otro. Se lo cruzó por ahí y se enamoró de él. No lo compró en una veterinaria ni en la feria de Cachogos (¿quién le habrá puesto la "g" en el medio?, que suena horrible). Tampoco lo manda a la peluquería. Si es un perro...
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