16 de septiembre de 2008

Este blog continúa en "Una máquina describir" en Wordpress

Adiós a blogger. "El blog de Diego Gueler" cambia de nombre y sigue como "una máquina describir" en Wordpress con secciones fijas y otros enfoques. Nos encontramos ahí. Saludos.

12 de septiembre de 2008

Fotos y grafías de la semana

Desde hoy, procuraré seleccionar dos fotografías por semana o quincena que puedan resultar interesantes o curiosas para comentar.


Associated Press

La nenita de la derecha, con esos bracitos y esa chombita que parecieran prepararse para una merienda con chocolotada en el parque, es la misma que millones de espectadores vieron alguna vez desde alguna butaca. Natalie Portman. Su compañera en el estadio central del US Open de tenis lleva una pulsera (¿de oro?) y un vaso de cerveza: podría ser la adulta que la cuida, su niñera, por qué no. Es que ver a estos megafamosos fuera de su contexto, sin sus disfraces ni maquillajes y en un momento de relajo y olvido, hasta nos da la pauta que cualquier mocosa podría interpretar a la Reina Amidala en Star Wars. ¿Qué tiene de cautivante esa niña? ¿Qué Jean Renó se la quiso levantar cuando la actriz tenía 13 años (y todo el público en el cine, claro)? Natalie se ríe, porque seguramente la entrada de 800 dólares que vale esa butaca no la pagó ella, porque Rafa Nadal se mete el dedo en el culo antes de sacar y porque con esa chomba a cuadros y eso brazitos de dulce de leche puede jactarse de ser una reina de Hollywood.



Télam

"Usted no quiere darnos más becas". "Usted no apoya la educación pública". "Métase este dedo dónde ya sabe". El estudiante increpa al ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Mariano Narodowski, por su polémico recorte de miles de ayudas económicas a alumnos porteños. Como vivimos en la época de que "a mí no me manda nadie" y la acusación a $2,50 (mientras haya cámaras de TV delante), esta imagen es posible en la Argentina. No es una cuestión menor: que un muchacho de 15 años pueda tomar el micrófono y ridiculizar a un funcionario delante de sus compas en plena sesión... Viva la libertad de expresión y el final del reconocimiento de la autoridad. Más allá que su reclamo sea justo o no, el pibe le habla como a su vecinito de la esquina y hasta le levanta el dedo. De respeto, nada. Jóvenes y adultos están al mismo nivel es la última filosofía. Entonces, que el pibe de camiseta amarillas se suba a la mesa, le arrebate las silla al ministro y diga qué es lo que se tiene que hacer. Por supuesto. Y le doy una idea: que las clases de matemáticas se realicen frente al Planetario los sábado de 3 a 4.20 AM.

5 de septiembre de 2008

"La fiesta no terminó" (El Gráfico)






"La fiesta no terminó", anuncio en textos y fotos sobre los atletas minusválidos argentinos que participaron de los Juegos Paralímpicos de Beijing (clickeando sobre cada imagen se amplía para poder ser leída).

2 de septiembre de 2008

Joderse la vida a uno mismo

Observar la vida de los otros muchas veces puede resultar muy útil para saber qué es lo que uno no debe hacer. O ni tan siquiera osar de proponérselo. Y, en esa línea, la antropología casera puede ser más útil todavía. Sin poder evitarlo -están justo enfrente, con sólo un jardín que nos separa- una familia de cinco miembros pasa los fines de semana ante mis ojos.


Y estas líneas vienen a cuento cuando vi cómo una de las hijas tuvo que salir a correr al gato fuera de la cerca. El pobre bicho puede salir a respirar aire, pero siempre atado con una soguita al cuello y vigilado las 24 horas. Un gato atado. Sujeto: “gato”. Predicado: “atado”.


A partir de la desesperación de la niña, y de su madre, y la de sus hermanos y la de los vecinos cuando parecía que el felino por fin rompía las cadenas, recordé la variedad de cosas que esa familia colocó ante sí para complicarse su día a día.


En poco menos de un mes de estadía, se llenaron la casa de electrodomésticos. Y ya vi en la puerta, dos veces, la camioneta de un reparador de artefactos de la zona; ésos oficios que sólo se ven en algunas películas de bajo presupuesto.


También fui testigo de varios cambio de muebles con insultos de por medio a la mueblería. Las paredes prácticamente están ocultas.


Supongo que deben tener los fondos suficientes para sostener esta segunda residencia, así como las dos camionetas (con lo cara que está la nafta, la patente y el seguro), como las cuotas de los electrodomésticos, los muebles y la comida del gato, además de la alimentación de los tres hijos y los gastos básicos de cualquier ser viviente.


Lo más curioso, sin embrago, es que se supone que en ese hogar van a despejar su cuerpo y su mente los fines de semana. Pero según lo que veo, la actividad nunca cesa, con gente yendo de aquí para allá; la empleada doméstica limpia el piso entre los cables de la playstation, la madre dando indicaciones, los chicos siempre planeando qué hacer para matar el tiempo si es que no están sedados viendo la tele. Y con la atención puesta, además, en el pobre gatito.


Aunque no lo sepa ni tenga forma se saberlo, la hiperactiva pareciera seguir el patrón de la mayor parte de las mujeres de su edad –unos 45 digamos- y estrato social –medio alto tirando a alto-. Son las que se llenan la agenda personal con actividades extras: gimnasio los lunes, natación los martes, danza oriental los martes (a última hora), idioma japonés los miércoles, hatha yoga los jueves y cocina tailandesa los viernes. Lo que sea con total de que no quede ni un huequito. Según postula la vox populi, el tiempo libre muerde.


Esta familia, sigo, suele salir de casa a los gritos y a los camperazos. Como si en su rutina ya estuviera pautado que hay que hacer muchas cosas, sin parar, para que, al final, no haya tiempo para nada más y salir a las apuradas de casa.


Libros, revistas o papeles escritos, más allá de los manuales del reproductor de DVD, nunca vi sobre la/s mesa/s de esa casa. No les vendría mal un curso acelerado de narrativa los sábados a la mañana.