28 de marzo de 2008

Observando a Luis D'Elía

Luis D'Elia, el miércoles 26 de mayo en Plaza de Mayo. DIEGO GUELER

Y un día tuve que ir a ver a este piquetero boxeador en persona. El martes sacó a las trompadas de Plaza de Mayo a todo aquel que pensaba diferente al decálogo kirchnerista -parece que sí aprendió rapidito de Chávez y Fidel Castro, como alguna vez dijo-. Me moría de ganás, sin bandera política, de ver al líder piquetero K en acción. El miércoles no aguanté: volvía a oír las cacerolas en la TV que se alineaban con la protesta "del campo", me tomé el subte línea D y me fui derechito a Plaza de la República. Mientras viajaba bajo tierra, observando no más que paredes grises oscuras, una tras otra, volvían a sucederse incidentes. Segundo round: D'Elía volvió a limpiar la plaza. Sobre las 22.30 se personó en el parque bastión del romanticismo argentino.

-Juancito, éste es Luis D'Elía, el capo de los piqueteros, le explicó un padre a su hijo.
-¿Cómo andas Juancito? -D'Elía se agachó y saludó al nene-. "Ves, esta es la gente que aguanta, que quiere un futuro mejor para vos y tu generación", explicó el titular de una departamento de administración de tierras inventado a su medida y cuyo nombre real no recuerdo. El nene casi se hace pis encima. Estaba con el magnánimo Luis D'Elía, con una camisa blanca entreabierta, siempre verborrágico.

Como el padre y el niño, decenas de personas se acercaron a mostrarle su apoyo y, quizás, futura sumisión. Se sabe, todos quieren ligar algún currito de la red de influencias de este hombre, si es que se sigue acercando al poder. Chupamedias.


Contracacerolazo a favor del Gobierno. DIEGO GUELER

Lo miré con tanta atención, de un ángulo y de otro, que D'Elía me miró con mala cara. ¿Se habrá dado cuenta que no estaba con la causa y que estaba ahí de puro curioso? Tiene alma patotera, de barrabrava. La sensación era que todos los que no se arrodillaban ante él eran potenciales traidores o enemigos (otra lección muy bien aprendida en el Caribe). No exagero.

Estuvo una hora en plaza de mayo. Saludó y habló. Y se fue. Poco más. La faena estaba hecha. La plaza limpia, un nuevo triunfo de la Juventud Peronista y la CTA más oficilista. A las 23, las agrupaciones se fueron "espontáneamente" en micros que los esperaban en la calle Piedras y Paseo Colón. ¿Quién pagó los viáticos? ¿Será más cara la tarifa nocturna?

No odio a D'Elia de la misma forma que él odia "a los blancos, a las clases altas de Barrio Norte y la oligarquía argentina que tanto daño hizo al país matando a mucha gente" (no kircheristas = milicos). Ni siquiera me genera repugnancia (y eso que después de tantos bifes en Plaza de Mayo, debía a oler de lo peor). En su momento le tiró claveles al presidente de... Irán o a quien conveniese para magnetizar a los micrófonos. No, no lo odio.

Simplemente, me da lástima. Pobre hombre. Pobre.

1 comentario:

Diego Gueler dijo...

Gracias. Lo escuché y hasta lo grabé para compartirlo con más gente. Ocurre que blogger no me deja subir sólo audio (sí video) y por eso no lo incluí. Pero es maravilloso. Gracias (2)