27 de mayo de 2008

La vida oculta de los Yabrán en Montevideo

UNA DE LAS MANSIONES DE LA FAMILIA EN CARRASCO

(Artículo inédito; no fue publicado en la prensa argentina)

En 2003, la familia Yabrán se radicó en la capital uruguaya, pero del otro lado del Río de la Plata sólo los vecinos del lujoso barrio de Carrasco y algunos empresarios del mercado inmobiliario lo saben. Ni los propios periodistas de los diarios más prestigiosos tenían conocimiento de esto ante la consulta. “¿Los Yabrán viven acá, en Montevideo?, ¡no me jodas!”, fue una inesperada respuesta en una redacción.


El motivo es sencillo: la familia, heredera de una incalculable fortuna que el padre generó con la postal OCA y numerosas negocios espurios, se mantiene en el más estricto anonimato. Cuando salen de compras o se dirigen hacia alguna de las oficinas de las empresas que manejan los hijos Mariano (36 años, abogado), y Pablo (39, ingeniero), lo hacen con vehículos Audi polarizados –ya no son los coches más ostentosos para la high society- y con medidas de seguridad de lo más sofisticadas.


Los recaudos son tales que la mansión que adquirió la viuda María Cristina, ubicada en la calle San Sebastián 4507, en Carrasco, dispone de un búnker en el cual la familia podría sobrevivir durante varios días ante una eventual situación de emergencia, confirmó una vecina, que, ante los antecedentes de los Yabrán, prefirió preservar su identidad.

La propiedad de Pablo Yabrán, situado en el exclusivo complejo Manantiales del mismo barrio, está en la misma línea y cuenta con un circuito cerrado de cámaras y vigilancia permanente. Acceder al complejo, aunque sea para olerlo, es im-po-si-ble.

Las estrategias de la familia para no ser identificados como los familiares del famoso empresario rozan el contraespionaje y la ficción: acuden al popular apellido “Pérez” en algunas actividades y en las escasísimas reuniones sociales a las que acuden.

Melina (29), la hija menor de Alfredo, es la que lleva una vida más “normal”. Cuando cumplió los 15, su padre le ofrendó una derrochadora fiesta con centenares de invitados. Con el correr de los años, la menor de la familia continúa con una vida a puro lujo. Junto a su esposo compraron a un reputado arquitecto uruguayo una casona en el barrio Jardines de Carrasco, el más cotizado de Uruguay junto a la barra de Punta del Este.

Mariano es el hijo que administra la mayor parte de los negocios. Según pudo saber xxxx en Montevideo, la familia Yabrán tiene oficinas propias –todas con menos de 10 empleados- en Carrasco y en el imponente edificio World Trade Center (WTC), frente al Montevideo Shopping Center, en el barrio de Pocitos. La construcción y las inversiones inmobiliarias en latifundios de uno y otro lado del Río de la Plata serían las principales áreas de negocios de los Yabrán, apuntó un empresario uruguayo. Vaya casualidad: la mayor parte de las firmas que poseen oficinas en el colosal WTC son constructoras, estudios de arquitectura y entidades financieras. Todo está a mano en la calle Luis A. de Herrera 2244.

En la recepción atiende una mujer altamente entrenada para neutralizar posibles consultas sobre lo qué ocurre en los pisos superiores.

-Buenos días. Le explico: busco a dos empresarios argentinos. Se llaman Mariano y Pablo, de apellido Pérez, y tienen a su cargo una empresa de inversiones inmobiliarias.

-¿Y usted quién es, señor?

-Soy periodista.

-Lo siento, señor, pero de inversiones inmobiliaria no sé nada.

-No puede ser. En el listado de firmas del edificio figuran varias con negocios de la compra y venta de terrenos y edificios a estrenar.

-Se habrá equivocado de edificio. Este es el World Trade Center, señor. Lo siento, pero tengo gente esperando. Buenos días.

Dos agentes de seguridad fueron avisados y hubo que salir del edificio en un santiamén.

Un relato de un empleado de una hospital de Montevideo –tampoco quiso dar su nombre y apellido- aportó información desconocida en nuestro país. En 2003, cuando recién se había radicado la familia, un nieto de Alfredo (no supo especificar cuál) padecía una grave enfermedad, por lo que una ambulancia y personal médico tuvo que ingresar al domicilio de la familia en el barrio privado. Fue un trance para el secretismo de los Yabrán.

“Nos pidieron que la documentación fuera reservada. También escuché que, por la enfermedad, tenían que viajar a Buenos Aires con mucha frecuencia”, detalló. Eso coincidió con lo relatado por un ex trabajador del Aeropuerto de Carrasco que reconocía a los familiares. “Se los veía seguido por acá, pero nadie sabía adónde iban”, recordó esta fuente.

En los últimos meses, diferentes investigaciones publicadas en la prensa vincularon al valijero Antonini Wilson –el 4 de agosto último pretendió ingresar casi U$S 800 mil a la Argentina sin declarar- con empresas de Alfredo (la dirección que el empresario venezolano declaró en Buenos Aires es Viamonte 352, donde funcionó el ex grupo Yabito), de sus hijos (Royalclass, de Lalonec S.A., propiedad de Pablo Yabrán, alquiló a ENARSA el charter de la valija) y un abogado del magnate fallecido, el camarista federal Guillermo Ledesma, fue contratado por un pariente de Moisés Maiónica, uno de los arrepentidos de intimidar a Antonini para que callara el destino del maletín. A su vez, el uruguayo Rodolfo Wanseele Pacciello, también preso en EE.UU. por la misma causa de espionaje ilícito en territorio yanqui, trabajó hasta 1999 en OCASA, la única firma que Alfredo reconoció como propia. Bingo.

Por todo eso, la familia Yabrán restringió sus movimientos y exposición a los vecinos en los últimos meses.

El diputado del Partido Nacional de Uruguay, Pablo Abdala, encabezó la cámara que investiga los lazos entre la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y el gobierno de Tabaré Vásquez a raíz del Fondo de intercambio Artigas-Bolívar y el caso Antonini. En su despacho, el legislador por el “Herrerismo” guarda una copia que le remitió migraciones: el valijero visitó Uruguay al menos siete veces entre marzo de 2006 y agosto de 2007. El promedio de la estancia fue de tres días. Poco se sabe del motivo de sus visitas, aunque en la constructora de casas prefabricadas UMIS S.A. que vendió lotes al el gobierno venezolano revelaron que, en setiembre de 2006, Antonini escoltó al gobernador del Estado de Cojedes de Venezuela, Johny Yánez, durante el recorrido por la fábrica. ¿Se habrá visto también con los Yabrán en sus viajes relámpago?

A pesar del afán por ocultarse, la fachada de la mansión de María Cristina, la viuda de Alfredo, da a la Rambla montevideana sin arboledas, muros o grandes enrejados de por medio. De manera que cualquier curioso que la cruza en coche puede avistar el modelo de las cortinas de los “Pérez”. Cuando este periodista se detuvo frente al domicilio, en la puerta estaba estacionado un coche con patente diplomática AAY 003. Hasta en la puerta de casa, los lazos de los Yabrán siguen siendo del más alto nivel.

Las huellas de Don Alfredo

El 20 de mayo de 1998, Alfredo Nalhib Yabrán se suicidó dándose un tiro en la cabeza con una escopeta en su chacra de Entre Ríos. Poco antes, la Justicia argentina había ordenado la detención por su presunta autoría intelectual en el asesinato del fotógrafo de la revista Noticias, José Luis Cabezas. El poderoso empresario fue propietario de una gran cantidad de firmas, pero sólo reconoció ser el dueño de la inmensa red de correos privado OCA. Sus operaciones ilícitas salieron a la luz cuando el entonces ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, denunció en el Congreso, en agosto de 1995, que Yabrán era "el jefe de una mafia enquistada en el poder". A partir de ese momento, con su exposición mediática y las pesquisas judiciales, el empresario comenzó a perder la protección que, hasta ese momento, le habrían permitido amasar una fortuna al margen de la ley. En febrero de 1996, el poderoso Alfredo fue fotografiado por primera vez por la cámara de Noticias. Y en enero de 1997 apareció el cadáver carbonizado del reportero gráfico Cabezas. Yabrán, el principal sospechoso, negó siempre su relación con el crimen.

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