18 de abril de 2007

Más sobre tubabus (y farafines)

Una vez consultado el origen etimológico de la palabra "tubabu" (hombre blanco) el fenómeno se aclara. El nombre es de origen árabe ("tubab") y se utilizaba para indentificar al extranjero de raza blanca. Al parecer, con la islamización de la África negra del norte, su utilización se extendió por todo el continente. Tubabu es el blanco europeo, pero también es todo aquel que no es negro: los japoneses son también "tubabús" para un burkinés, togoleño o marfileño.

Resulta que para todo antígeno existe un anticuerpo. Cuando un africano llama despectivamente "tubabu" a un occidental que pasa por delante del bar para llamar la atención entre sus pares, la respuesta "farafin" neutraliza el efecto. En bambara (Malí) y Djula (Bjurkina Faso y Costa de Marfil), "farafin" significa "negro". El concepto es entendido en toda la África negra francófona (desde Mauritania hasta el Congo, salvando Ghana Gambia, Liberia y Nigeria, que son angloparlantes). Cuando a uno le dicen "tubabu" y responde de esta manera, el africano queda completamente desorientado. Los que están a su alrededor se ríen; él acepta la derrota.

Por otra parte, vale contar ciertas experiencias acerca de los blancos y negros. En una aldea Dogon del sur de Malí y en algunos barrios de Bobo-Diolasso, en Burkina Faso, algunos niños se pusieron a llorar de miedo cuando observaron la presencia de un no-negro. En un caso salieron corriendo en dirección de sus madres. Una niña burkinés, incluso, se quedó atónita en el lugar y se hizo pis en encima cuando me acerqué. De los bebés ni hablar: temen a los tubabus como yo temía al Cuco.

Estos niños nos ven como unos extraterrestres. ¿Lo somos?

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