15 de diciembre de 2007

Opentopia, o un mundo Gran Hermano



A partir de un artículo que publicó el periódico El País de España el último domingo 9 de diciembre, ahora venimos a enterarnos que decenas de cámaras instaladas en espacios públicos y privados de lo que queda del planeta emiten las 24 horas, en tiempo real, por Internet.

Aquí no se han sopesado los derechos de imagen y privacidad de las personas que son filmadas, ni los protocolos de cámaras de seguridad, en las que todos hemos depositado una confianza por su uso interno, precisamente, "de seguridad". Igual, a quién más le da todo esto. Entren y miren. Quizás encuentren amigos, conocidos o familiares por ahí. La mayor parte de las cámaras pertenecen a departamentos de tráfico, municipios y universidades. Y cabe tener en cuenta, claro, las diferencias horarias y estacionales.

Se pueden apreciar nevadas en Suecia, borracheras en bares holandeses o estadounidenses. En Argentina, hay tres ojitos que filman en oficinas. Ellos no saben que los están mirando, desde ya, y este insignificante aclaración es lo que nos hace más bestias peludas cuando nos situamos frente a las pantallas de una TV o monitor, acompañados por unos anteojos tridimensionales y los infaltables pop-corn.











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