13 de junio de 2007

Las niñas se quitan la ropita

Dos jugadoras de un equipo de hockey de un club bonaerense -me contó un amigo hace cuatro años- se ganaron una fama inusual en Internet. Una de ellas, muy atractiva -añade-, invitó a su compañera a su casa para hacerse juntas unas fotografías y unos clips de videos "íntimos". Los inocentes desnudos se quemaron a continuación en un CD. La anfitriona le envío a su compinche las fotos por e-mail desde un locutorio con conexión a Internet: "te mando las fotitos, que salieron estupenditas...", pudo haber sido el texto de aquel mensaje. La fortuna le propinó una mala jugada a las chicas del hockey: ésta se olvidó el disco en la computadora del locutorio. El siguiente usuario no tuvo compasión con las muchachas y reenvió todas las fotografías y los videos a sus amigos y sus conocidos, los que, a su vez, lo reenviaron a sus amigos y sus conocidos. En pocos días, los foros de discusión de la Red fueron monopolio de las cuatro tetas, dos culos y dos órganos reproductores femeninos con el palo de hockey destrás. Las chicas -completa mi amigo- malvivieron semanas de pánico sin salir de casa.

Tiempo después la Red evidencia una enorme evolución (o involución) en la materia. El negocio de las partes íntimas al descubierto en Internet se ha sofisticado y la mala suerte ya no es requisito para encontrar destapes de chicas púberes sin complejos. Otro amigo me muestra en su álbum erótico un video de cuatro chicas de la ciudad de Buenos Aires de clase media alta de entre 18 y 22 años. Las imágenes las descargó desde una web de pago, me informa. Las chicas no aparentan ser profesionales (no se asemejan a Pamela Anderson ) ni acreditan experiencia en la farándula del espectáculo (tampoco hay curvas excepcionales). Son adolescentes, quien diría, del montón, reunidas en la casa de una de ellas, un viernes o un sábado al azar.





Una cámara es testigo de un presunto guión, sin sentido, acaso como la totalidad de la cinematografía porno. Primero simulan que conversan en una barra y luego se marchan al living comedor, donde se calienta la trama de esta apasionante historia. Poco a poco, las protagonistas comienzan a quitarse la ropa interior.


La cámara abre y cierra el zoom. El clip tendrá que ser vendido desde Argentina hasta Taiwán y, por lo tanto, la producción tiene que ser, o aparentar ser, lo más elaborada posible. Las chicas, entretanto, sonríen, continúan representando un debate sobre las grandes inquietudes metafísicas del género y humano, al tiempo que las pechugas se van descubriendo.



Finalmente, las cuatro mosqueteras se desnudan por completo. Bailan, ríen, sonríen, van de aquí para allá moviendo el pellejo. Nada de todo esto aparenta ser improvisado. Uno sospecha que las actrices sabían que este video se iba a comercializar en Internet con el riesgo que sus papis o novios se enterasen de las superproducción erótica. Qué importa, bah.

¿Cuántas chicas jóvenes juguetean con sus amigas y las cámaras digitales en sus casas? Cientos. Están en su derecho y en su libre intimidad. Aunque, este caso, se salen de la norma. Matiz: no cualquier chica de clase media o alta argentina, mexicana o española presta el lomo a las cámaras para que luego un viejo aburrido de Moldavia se masturbe frente al monitor de su computadora a las cuatro y cuarto de la madrugada. Vale la valentía de mostrar las partes en público sin escrúpulos. Pero, eso sí, la exposición resulta cara, carísima en tiempos de respeto cero y escraches a cien.

Y en el supuesto que las jovencitas travisesas ignorasen el final del trayecto de estas imágenes, una pena por ellas. Serán, como las dos jugadoras de hockey, sin pretenderlo, carne de autosatisfacción manual, y motivo de burla o comentario fácil en incontables charlas de hombres (también de mujeres; yo, con este artículo, colaboro con ello). Quizás tienen otra suerte y acaban recibiendo ofertas del mundillo del espectáculo. Nunca se sabe; de lo más absurdo suelen surgir estrellas de cine o televisión. Que hagan con sus colas lo que le de gana, en definitiva. Pero que después no digan que no fueron avisadas.

3 comentarios:

CP007 dijo...

Solo en un país tan retrogrado, puede haber un comentario tan machista y prejuicioso. La naturaleza es perfecta, a los hombres les gusta mirar y a las mujeres exhibirse. La desnudez solo es un tabú en esta parte del mundo. A ver si en Europa o U.S.A alguien va a escribir semejante pavadas por que 4 chicas bien se desnudan frente a una cámara. ¿Cómo hizo Miguel Angel con esas esculturas que muestran hombres desnudos? En uno de los edificios mas importantes de la Iglesia Católica. No fue ayer. Aca parece que estar desnudo en un vídeo o una cámara te convierte en marciano. Que lejos que estamos del mundo. Las 4 chicas en cuestión, sabían perfectamente lo que estábamos produciendo. Jamas ninguna tuvo problemas ni se quedó encerrada en su casa, hacen una vida completamente normal, estudian y trabajan y por suerte no se cruzaron nunca con alguien que las haya discriminado por eso.
Te vendría bien una temporada en Europa. Se te va a abrir la mente.

Diego Gueler dijo...

En primer lugar, estimado 007, acabo de regresar a la Argentina después de casi seis temporadas en Barcelona.

En segundo lugar, comparti intimidad con mujeres de diversos países, muchas de ellas nacidas en los que consideras "Europa".

En tercero, ¿usted haría un video desnudo con tus amigos y amigos para que después se venda en Internet? Si queda en casa o entre amigos, fantástico. Pero no alimentemos así al Monstruo porno de la web.

Luci dijo...

El problema es que no lo creo.

Todo el mundo habla o habló de mí por internet, podés encontrar burlas hasta en bloguetia.blogspot (tierra que rara vez piso) en el blog del Rufián melancólico (me avisó un conocido que estaban bardeándome).

Y sin embargo, "el diario no hablaba de mí", jamás "me hice famosa en la red" por mis mensajes elécticos, caóticos, desinhibidos, poéticos o lo que fuere (y fueron cientos de miles).

Jamás tuve una oferta concreta de vender nada.

No creo que sea una cuestión de falta de talento. Opino, que los que sí ganan son las empresarios que andan tras la caza (kazaa) de estos ejemplares para ser difundidos desde los medios masivos, como una dosis de morbo y frivolidad que les permita seguir idiotizando tranquilamente a la población de "los perejiles", como los llama un ministro gay.

Hace unos días don Caníbal Fernández dijo, sin avergonzarse, que los que van presos por drogas son los consumidores y no los que manejan el narcotráfico y que, él sospecha que la Policìa "estaría" involucrada.

Hace años que se difunden por internet los "capos" del negocio, décadas que sabemos en las ciudades que la Policía cobra regalías por hacer la vista gorda de los punteros (con nombre y apellido) y que los Juzgados Federales miran para otro lado y absuelven a ex presidentes o gobernantes involucrados o se permiten velar a los testaferros de aquellos, a cajón cerrado.

Todo fue denunciado en la red virtual.
"Mi novia es una mezcla entre la CÍA Y LA KGB decía el rememorado gallego de los bares en su casa" pero a la hora del reparto de premios, todo quedó en sus manitas ambiciosas y bien relacionadas con el hiper ex ministro de Sotelo, su ex suegro y actual eurodiputado Alberto Oliart Saussol.
Las musas no cobran derechos de autor. ¿Sabìas?

Muchos de mis discursos los tomaron diversos políticos de oposición, del oficialismo y hasta el Subcomandante ficcional Marcos Màrquez, pero nadie hizo nada a la hora de negociar.
¿Dar la cara? ¿Què es eso?

La mejor salida: operarse las tetas, bailar en un caño danzas eróticos e ingresar a las tablas de la mano del padrino Gerardo.

¿No te parece que de esa manera alguien más que no fuera un periodista, un relator de fútbol o un cantante de la Sony BMG conocería a Lucía Angélica Folino?